viernes, 14 de enero de 2011

El horno y el barro

Si hace mucho que delirás por un horno de barro en el que cocinar tus empanadas. Si hace mucho te hiciste la peli de tu familia compartiendo unas pizzas y birras en una noche de verano...
Acá va el horno de barro, pasito a paso. Lo saqué de esa caja de Pandora que es la web, y mi marido que es un ex-bancario prolijísimo se compró el libro, que incluye recetas y todo.
Antes que nada...elegite el lugar en el patio, o en el parque, o en el terreno que tenés atrás de tu casa. En el frente no es aconsejable. Usté sabe que suele haber okupas de los hornos de barro, ja.
Nosotros tenemos un patio-jardín bastante chicuelo, y ahí yo quiero poner todo, como si fuera el parque de la Fortabat: el horno, la hiedra, los macetones con jazmines, el banco de plaza....
Así que buscamos el rincón. Sacate la cuenta....Un rectángulo de 1.50 por 1.20 más o menos.



Hacés un contrapiso de 1m por 1.10 (que es lo que medirá al final de todo tu hornito de barro)








Allí le metés con ganas dos pilares de más o menos la medida de la mesada de tu cocina (de alto, me refiero), porque cuando estés viejo o vieja no tendrás ganas de agacharte mucho

















FIjate que para soportar el piso elegimos viguetas de 7 cm de ancho y 1,40 delargo. Son más baratas que las alfajías (qué palabra tan romántica)
de madera. Nosotros usamos cinco. Son para sostener el piso del horno.
Hay que nivelarlas muy bien, para ahorrar trabajo después, cuando hagas el piso del horno propiamente dicho. Tené en cuenta que allí irán apoyados los ladrillos.
Las fijás con mezcla (3 de arena, 1 de cal, 1/2 de cemento, nada nuevo).
Es la misma mezcla que usaste para revocar los pilares y para el contrapiso inferior.











La parte más entretenida es disponer las hileras de ladrillos comunes sobre las viguetas, cubriendo toda la superficie. El horno no va a ser tan ancho, pero el elegir viguetas de 1.40 te permite tener un lugar a los costados para apoyar fuentes, cubiertos, y por qué no una buena cervecita...
Bueno, acá me voy anticipando...En la foto se ven el piso de ladrillos comunes del que te hablaba anteriormente, y la disposición posterior de los ladrillos vista, o maquinados (que son más parejos) y van a ser el piso del horno propiamente.
Pero eso será motivo del siguiente post...(que tardará en aparecer lo mismo que tardaremos la familia en hacer el horno propiamente dicho, porque esos posteos son en real time, o qué se ha creído usté).
No se apure, todo llega....








sábado, 18 de septiembre de 2010

Sal y pimienta


Es más que simple...Una petit bandeja de madera, pintada con acrílico negro. Dos manos, por favor.
Y un sténcil de esos que comprás en cualquier artística. La técnica para estamparlo ya la vimos: pincel de cerda tipo brocha, pintura marfil para nada abundante (se aconseja descargar lo máximo posible en una servilleta de papel) y pasás sobre el sténcil como si estuvieras poniendo rubor en unas mejillas. Señores: eso significa movimientos en círculo, suavemente. No sea cosa que, al no explicar esto tan obvio, se me quejen los hombres de que me dirijo sólo a mis contertulias.
Acordate que el sténcil lo fijás con cinta de enmascarar (bah, de pintor) para que no se ande moviendo. Queda muy bien si el efecto es como esfumado pero no tanto. Quiero decir, que no es nesario(je) que el dibujo quede moooooi moooooi marcado.
Sacás el sténcil. Y le das a la bandejita dos manos de barniz, si querés brillante, si querés satinado.
Y ahí ponés el salero y el pimentero que te regalaron o que te compraste en los chinoises.
Cuando lo pongas en la mesa, no te olvides de esa cara tipo mirtalegranesca como diciendo: miren qué finura la mía.
Bon appetit.
Aclaro para que no oscurezca: la bandeja también la podés comprar, pero si te das maña para armarla, acá van las medidas, de acuerdo a los señores sal y pimienta:
base: fibro de 3 mm de 18 por 10, aproximado
frente y fondo, que van estampados: fibro de 5 mm de 17 por 3.
laterales: fibro de 5mm de 10 por 3 ( y si te animás le calás un rectangulito por donde agarrar)

domingo, 5 de septiembre de 2010

Ví luz y entré...


Qué cosa...Tenía más que olvidado a este bloguito creativo. Y me da papelón que los amigos que me siguen abran la puerta y no encuentren nada nuevo. Pero pasa que me abrí una cuenta en el féis y allí subí toooodas mis creaciones creativas.
Por eso no vine por acá. Y hoy ví la luz que todos ellos dejaron prendida, y acá va...


Tabla para pizzas, picadas, tortas, facturas, y todo lo que se les ocurra:

Hace un tiempo, en los todo por dos pesos, te vendían estas tablas redondas muy mononas que se pueden usar de un lado y pintarlas del otro. Cuando no estás morfando una pizza, colgás la tabla en la pared de la cocina y los gatitos simpáticos te observan tomando mate.
Fijate que es requete simple.

Después de darle una buena lijada para que todo sea más prolijo, das la base acrílica de UN solo lado de la tabla. El otro, el que vas a usar para la comidita, se deja como está. Ojo con ponerle aceite, porque el fibrofácil suele protestar regalándote un olor medio rancio que después te arruina la picada con amigos.
Así que, pintura de base, dos manos, fijate que en el modelo es verde seco y marfil el círculo central donde vas a calcar esos dos gatitos. Y después, sólo pintar prolijamente, porque no hay técnicas raras. Pintura plana, como en nuestras mejores épocas hipponas. Y un delineado que, si no te animás, lo hacés con una fibra indeleble. Si te resulta, si te animás, en el borde marfil le hacés una sombrita sobre el verde, como si el círculo blanco fuera una etiqueta superpuesta sobre la tabla, incluso con algunos lugares rotos por el uso (agrandá la foto y ahí se ve).
Pequeño detalle: si vas a delinear con un pincel liner y acrílico negro no te digo nada. Pero si, como yo que a veces soy bastante haragana, usás el benemérito marcador negro indeleble, atenciónnnn: la superficie pintada debe tener una mano de barniz al agua antes de delinear. ¿Pour quoi? Porque si lo hacés sobre el acrílico directamente, este señor, el acrílico, te empasta la punta del marcador y no vas a poder delinear ni un centímetro, además de acordarte no muy bien de mí, de los gatos, de las picadas que ibas a hacer, y todo lo demás.
Después, si querés, sí, barniz brillante o satinado sintético, porque esta tabla estará en la cocina. Y necesita una limpieza fácil. Acordate, el revés, donde van a ir los quesitos, no se toca. El fibrofácil se limpia fácil (je) con una esponja, como cualquier plato. Sin meterlo debajo de la ducha, por favor!!!.
Un detallecillo campestre: hebras de hilo sisal en el cogote de la tabla, como un collarcito para la coqueta.
Y que tengas una buena picada...

Si me buscan en el féis.....me van a encontrar. Gra Arte, así de simple.

domingo, 14 de febrero de 2010

Épocas del trueque


¿Te acordás en el 2002, año capicúa y amargo? Íbamos al trueque con lo que cada uno sabía hacer. Yo daba clases de pintura cambiándolas por comida hecha, resmas para la compu, y otras yerbas. Y una de las clases me dejó, entre otras cosas, esta laja negra, cortada en forma de capillita, que estuvo durmiendo hasta este enero en el taller. Había pensado en hacer un reloj, pero nunca me convenció del todo. Y, viste, las cosas se te acercan en el momento menos pensado y te sugieren qué hacer con ellas. Eso me pasó con esta laja fruto del trueque. Me fabriqué un stencil con una radiografía blanqueada previamente, digamos, azuleada. El motivo, el limonero, me venía persiguiendo también hacía un tiempo. Está en un libro con motivos de stencil que se publicó allá por los noventa. Así que, ahí van los pasos. Y después te cuento dónde la puse.
1- Pasás el motivo del stencil a la placa radiográfica con marcador indeleble, porque cuando vayas a calar, si no es indeleble, el dibujo se te esfuma entre los dedos, es decir, te queda en los dedos...
2- Agarrás un cutter (un scutter decía una alumna, nunca supimos si en serio o en joda) con la punta nueva, elevás una plegaria a Buda y calás todo el motivo. Sin apuro, no es para hoy obligatoriamente. Pensá que ese stencil, lavadito después de usarlo, te va a servir unas cuantas veces más. Así que el trabajo lo merece.
3- Fijás el stencil a la laja y con una muñequita de gomaespuma, ponseás * con acrílico blanco sobre el mismo para que el dibujo se marque sobre la superficie. La muñequita de gomaespuma no tiene que estar gorda de pintura. Primero descargala sobre un papel, para que no se escape la pintura por debajo de los bordes y la imagen se desdibuje. ¿Por qué pintura blanca? Regla de oro de la pintura: superficie oscura siempre tiene que tener primero una base blanca para que los colores que apliquemos realmente luzcan.
4- Aplicamos el verde de las hojas, el siena del tronco, el amarillo limón y los colores de la maceta. Ayuda porque cada zona está bien limitada. No necesitamos ni siquiera saber pintar. Eso sí, si te hace sentir más seguridad, podés tapar las zonas que no van con el color que estás usando con cinta de enmascarar. Por ejemplo, pinto las hojas y tapo los limones.
5- Sólo faltarían algunas sombras y las luces. Que las hacemos igual, con una muñequita con poca pintura. Por ejemplo, del costado derecho, le aplico a las hojas un verde más oscuro en algunas partes. Lo mismo el tronco y la maceta. Y del lado contrario, amarillos y blancos para iluminar un poco.
6- Dos o tres manos de barniz sintético. Y te digo por qué. Va en el exterior. Esta laja queda rebuena en la pared del patio, o del jardín, bajo un farol como yo la puse.
*PONSEAR: con muñeca de espuma o con taponador comprado dar golpecitos para que la pintura vaya quedando en la zona elegida. La técnica se usa para stencil, para simular follajes, nubes, etc.
Hacelo. Si te interesa, pedime a través de un comentario el dibujo. Lo escaneo y te lo mando por mail.

sábado, 16 de enero de 2010

Una de gatos




¿Viste la peli de Kusturika? Digo, Gato negro, gato blanco. Cómo me divertí con esos personajes tan, pero tan cercanos al neorrealismo italiano, a Fellini, a De Sica. El flaco kilométrico y la novia milimétrica. Los corruptos, los enamorados...Bueh. ¿Qué tendrá que ver con lo que hoy te propongo? Nada. Salvo que los gatos, blancos y negros, tienen una elegancia de por sí, de sólo verlos algo te dicen,sugieren. Aún estos dos gatos minimalistas que pinté el año pasado.
Resimple la cosa: calcás el motivo que, por si te interesa, está en esa página que parece la caja de Pandora, Allposters (a la derecha del blog, señora, el link).
Y con suma paciencia, pintás uno blanco y otro negro, dos manos de acrílico cada uno. Prolijamente, respetando estrictamente las figuras, la inclinación de las cabezas, la ubicación de los ojos. Porque de lo contrario, en lugar de sugerirte nada, los gatos van a ser un mamarracho.
¿Terminaste?. Una mano de barniz al agua satinado, o fijador sellador para pared sin diluír (queda de puta madre y es más barato). Never de los never barniz brillante, please. Te arruina el trabajo. Parecería una lámina comprada en los chinoises.
¿Que copiamos? Sí...¿Que calcamos? Sí...Hacemos pintura decorativa. No somos artistas plásticos. Pero tan felices igual...

martes, 12 de enero de 2010

Imitación cuero


Otra posibilidad para una caja, es hacer la tapa de la misma con una imitación cuero. Para eso necesitamos servilletas de papel a las que les sacaremos las dos capas inferiores. Esto lo hacemos porque queda mucho mejor el trabajo si la servilleta es bien delgada. Quizá resulte más operativo trozar antes las servilletas con la mano. Quiero decir, antes de sacarle las dos capitas que la refuerzan. Así no nos arriesgamos a que se nos queden los pedacitos entre los dedos cuando estamos trozando una superficie tan fina.

Al igual que con la caja de té, nos armamos de paciencia, cola vinílica diluida, un pincel suave, música, café o mate... Pasamos el pincel con cola sobre la caja, vamos apoyando los trocitos de servilleta, y, muuuy suavemente, con el mismo pincel, damos golpecitos para que se adhiera a la superficie de la caja. La servilleta tenderá a arrugarse. Es justamente lo que queremos, pero tratemos de que no se rompa, porque junto con la servilleta se va a romper el efecto que queremos lograr.
Cubrimos toda la tapa de la caja con los pedacitos de servilleta, dejando sobresalir en los bordes para que cuando todo esté seco, podamos recortar con un cutter. Una vez que esté bien seco todo, y las servilletas hayan logrado un cuerpo que resista, damos dos manos de acrílico manteca (en el caso de que quieran otro color, el siena, el óxido, el marrón tostado van bien en esta imitación, incluso el verde inglés). En el borde, y con un pincel liner cargado con acrílico negro a punto tinta, hacemos un pespunteado, como el que hace el zapatero cuando cose nuestras carteras, por ejemplo.
Como última tarea, cera en pasta incolora sobre la tapa y betún de judea en pasta. Primero colocamos la cera, abundante, para que impida que el betún penetre de una y nos queden manchas desagradables. Vamos retirando con un trapo y más cera, y el betún se meterá entre las arruguitas de las servilletas, dando esa apariencia de cuero que queríamos lograr.
El cuerpo de la caja, propiamente dicho, lo pintan con acrílico del color que más les guste.
Esta técnica sirve también para tapas de agenda, fondos de cuadros, y lo que se nos ocurra que queremos "encuerear".

jueves, 7 de enero de 2010

Caja de té


Esta es una caja de madera con cuatro divisiones, a la que le pintamos la parte inferior con acrílico verde oliva. Hasta ahí, ningún misterio.
Quizá lo que parece, y digo parece, más elaborado es la tapa.
¿Viste esos papeles de regalo que, en realidad, son papel madera fantasía? Bueno, elegí uno de esos. Mejor dicho: alguien me regaló algo en ese papel que me gustó porque tenía tonos marrones, siena, algo de dorado viejo. Pero ojo: es papel madera. No tiene plastificado, no tiene brillitos, no tiene nada raro.
Trocé con la mano ese papel (después de sacar el regalo de adentro), cosa que los bordes quedaran rugosos. Queda demasiado estructurado hacerlo con tijera. Las manos, las manos para todo...
Y entonces, con pegamento de empapelar, una pinceleta de cerda y el mp3 en las orejas, tranquilamente fui forrando la tapa de la caja. Para que quede prolijo, te pasás un poco con el papel en los bordes, y después lo cortás con un cutter filoso (lo que sobra, ojo)
Ya está. Ahora buscamos una etiqueta en alguna revista (yo la saqué de una de pintura decorativa), le sacás una fotocopia en papel común y la envejecés con un té muy recargado (por eso tiene que ser una fotocopia común, porque cuando le pasás el té, si lo que conseguiste es otra cosa, se corre como una media).
Una vez envejecida la etiqueta, la pegás con el mismo pegamento en el centro, o en un costado, o donde quieras. Y todavía no terminamos. Es necesario hacer un pequeño trompe l'oeil (engaño al ojo) para que nos quede más chula la caja.
Y acá viene la técnica del flotado*, con un pincel angular* y acrílico sombra tostado. Flotamos alrededor de la etiqueta, para despegarla del fondo, y dar la impresión de volumen. No flotamos todo el contorno, sino una parte.
Si queremos un efecto mayor de envejecido, podemos imitar roturas en la etiqueta con un pincel liner* y acrílico negro. Sobre la etiqueta, en la zona de la rotura, hacemos un flotadito con siena natural.
Y ahora sí, por fin, la tapa está lista para que le pasemos dos o tres manos de goma laca (no te olvides de limpiar el pincel con alcohol, para que no lo tengas que tirar a la basura).
*flotado: mojamos el pincel angular en agua, en un papel de cocina le sacamos la mayor cantidad de humedad, pero no toda, cargamos en la punta del pincel el color que queremos aplicar, y pincelamos. El agua que quedó en el pincel hace que la pintura de la punta "flote" y logre un esfumado.
*pincel angular: es un pincel de fibra sintética cortado en chanfle.
*pincel liner: es un pincel muy, muy fino, que se usa con la pintura a punto tinta (¿se acuerdan de la tinta china?). Es como el delineador que usamos en el maquillaje.
Y después de esto: regalamos la caja a alguna amiga y quedamos como diosas. Voilá.